Miguel Vidaurre presentará su nuevo libro «Princesa Rusa en el Impenetrable»

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«Princesa Rusa en el Impenetrable», el nuevo libro del escritor Miguel Ángel Vidaurre será presentado en la próxima Feria internacional del libro «Chaku Guaranitica» de la Editorial Librería de La Paz, que se realizará fines de febrero y principios de marzo de este año 2023.
En esta edición, también se incluirá la obra «El Gusano», también de autoría de Vidaurre, que relata desde una visión literaria  el doble crimen de Roseo y Bartolomé. «Muchas gracias Rubén Bisceglia y a las chicas de la Editorial De La Paz por confiar y apostar por mis escritos» expresó Vidaurre al presentar el adelanto de su nuevo trabajo. Además, compartió con sus seguidores un adelanto del primer capítulo de «Princesa Rusa en el Impenetrable»
CAPÍTULO I
Con manos aferradas a barrotes de hierro de la cama, la enorme masa grasosa y sudorosa del Cosaco, empujaba y empujaba. Cincuenta grados era un suplicio para el ruso, acostumbrado a fríos bajo cero. Los últimos segundos subía y bajaba frenéticamente susurrando palabras incomprensibles. Aire enrarecido en el cuarto, mezcla de vodka con miserias estomacales. La princesa no se movía (era su venganza), sin ninguna emoción miraba el techo de barro y paja, esperando que voluminosa mole de carne; termine, y se levante. El Cosaco bañado en sudor quedó exhausto encima de la princesa. Apoyó enormes manos en colchón, y buscó hermoso rostro con la esperanza de encontrar al fin, alguna satisfacción. Volvió a desilusionarse. La cara frígida de ella miraba sin ver. Ofuscado, la abofeteó lanzando insultos en ruso. Años de convivencia en medio del desierto impenetrable, y no había podido conseguir ningún sentimiento de cariño hacía él; al contrario, sentía que la indiferencia y odio aumentaba con el paso del tiempo. La princesa no se inmutó con la cachetada, se había acostumbrado. Al comienzo cuando llegaron a ese lugar inhóspito en medio de la nada, contra su voluntad, lo odiaba, pero con el tiempo se dio cuenta que la indiferencia era peor castigo, pensaba que, si lo odiaba, el Cosaco podía hacerse ilusiones que en el fondo lo quería. El Cosaco se sentó al borde de la cama dándole la espalda -¿algún día vas a sentir algo por mí?-, preguntó casi como súplica, sabiendo que no iba a tener respuesta.
Aparte de la extorsión; su torpeza, malos tratos, y falta de tacto habían empeorado la relación. Acostumbrado a la brutalidad del ejército ruso, a ordenar y que obedezcan, de pronto se encontró con una mujer débil de contextura, pero con fuerte poder mental. La princesa se levantó en silencio, y se dirigió a letrina en el fondo de la casa; entró, cerró con el pestillo, y se sentó en el suelo a llorar, era el único lugar de la casa que podía estar a solas con su soledad. De entre sus ropas brilló fotografía, abrazada feliz junto al príncipe Igor, quien lucía orgulloso uniforme militar, lo apoyo en su pecho, cerró los ojos y volvieron recuerdos de siempre: jugando en el palacio con sus primas, el día que conoció al príncipe y quedaron los dos mirándose embelesados. Cuando pensaba en el Príncipe, la Princesa volvía a sentir el dulce y perfumado olor de la flor del Olivo de Bohemia, y este olor de las flores amarillas, revivía sus momentos de felicidad junto a él. En ese instante siente fuerte golpe de la puerta en la casa, y segundos después la volanta alejándose -suerte que se fue-, pensó. Esperó unos minutos y salió. Preparó mate y se sentó a seguir con sus hermosos recuerdos. A pesar de estar en un lugar que era el extremo de su Rusia natal, en poco tiempo había adquirido hábitos y costumbres de ese país que años antes desconocía su existencia. Con gran poder de resiliencia se adaptó de temperaturas bajo cero a más de cuarenta grados, identificándose en poco tiempo con la idiosincrasia de; criollos, y aborígenes. Pensó en el príncipe como todos los días en esos; ¿cinco años? ¿diez? ¿un siglo?, que llevaba conviviendo contra su voluntad, con un hombre al que no tenía ningún cariño y que le había perdido el respeto. Recordó cuando se habían conocido con el príncipe siendo niños en el palacio de sus primas Romanov, amor a primera vista y aceptada por ambas familias, que llegó hasta el casamiento con faustuosa fiesta en San Petersburgo, asistiendo la realeza europea. Ojos humedecidos de la nostalgia al pensar en su hermoso vestido de novia diseñada por los mejores modistos de París, y que tuvo que entregarlo como pago para facilitar salida del país. Trataba de olvidar el calvario que vivía con el Cosaco pensando en el Príncipe, el único amor de su vida, un bálsamo a su desdicha. Era realista, no se quebraba por su situación, sacaba fuerzas pensando que pronto se iba a terminar la pesadilla que estaba viviendo. Se había hecho amiga de aborígenes que se acercaban cuando el Cosaco viajaba, algo que le había prohibido, no tenía que mantener, ni conversaciones, ni amistades con nadie, menos con los indígenas a quienes odiaba el Cosaco, justamente esta prohibición dio fuerzas a la princesa para acercarse a los originarios, se sentía cómoda con ellos, porque pensaba que en cierta forma ellos también habían sido desterrados de sus tierras y costumbres.

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