Bruselas se tranformó en la base europea del yihadismo
Tras los atentados de noviembre pasado en París, que dejaron 130 muertos y 352 heridos, las autoridades francesas y europeas se comprometieron a asistir a Bélgica para reformar su sistema de inteligencia y sus fuerzas de seguridad.
Tras los atentados de noviembre pasado en París, que dejaron 130 muertos y 352 heridos, las autoridades francesas y europeas se comprometieron a asistir a Bélgica para reformar su sistema de inteligencia y sus fuerzas de seguridad. La tarea era urgente: los terroristas que golpearon en Le Bataclan habían vivido en Bruselas y las armas utilizadas en la masacre de Charlie Hebdo habían ingresado al país por la frontera belga. Sin embargo, los esfuerzos para apuntalar el eslabón más débil de la Unión Europea se revelaron este martes infructuosos.
Según Statista, un portal de estadísticas europeas, Bélgica es el país con más combatientes per cápita enrolados en Estado Islámico de la comunidad. Cuenta con cuarenta milicianos cada millón de habitantes. Molenbeek, un barrio de la periferia de Bruselas, es, según las autoridades, un semillero donde los yihadistas reclutan jóvenes desencantados con las escasas oportunidades que les ofrece Occidente. Allí viven 100 mil personas, de las cuales el 25% está desempleada.
El imán de Bélgica para el terrorismo tiene diversas causas. Una de ellas es su locación geográfica. Desde Bruselas, los yihadistas están a sólo dos horas de viaje de Francia, Alemania y el Reino Unido.
Otra es la deficiencia de su sistema de inteligencia. En un artículo publicado en la revista Slate, Fred Kaplan sostiene que las agencias de seguridad del Estado belga no cooperan compartiendo información y, por el contrario, compiten entre sí. “Lo que distingue a Bruselas como un blanco y una base para los terroristas tiene más que ver con los límites de Bélgica como Estado, un problema exacerbado por los márgenes de acción de la UE como un órgano político cohesionado”, escribió Kaplan.
Bélgica es una federación integrada por tres regiones: Flandes, Valonia y Bruselas, que tienen tres idiomas oficiales y frecuentemente están bajo tensiones secesionistas. Esa disfuncionalidad de su Estado menoscaba la capacidad de acción y prevención de su sistema de inteligencia, que tan sólo cuenta con 600 empleados.
Paradójicamente, la ciudad donde están afincadas la Comisión Europea, el Consejo de la Unión Europea y el Parlamento es la más vulnerable de todo el continente.