El puente Lavalle, en amenaza constante por la erosión del Bermejo
El puente Lavalle, una estructura clave que conecta las provincias de Formosa y Chaco, enfrenta una amenaza constante debido a la erosión provocada por la fuerza del río Bermejo.
Durante semanas, las lluvias en la Alta Cuenca incrementaron el caudal del río, generando desbordes que afectaron los estribos del puente. Aunque Vialidad Nacional ha implementado medidas de emergencia para redirigir el flujo de agua de forma perpendicular al puente, estas acciones no representan una solución definitiva.
Sobre el tema hizo mención el ingeniero Hugo Rorhmann, quien indicó que la problemática se agrava cuando el caudal del Bermejo aumenta en períodos de lluvia (diciembre a marzo) y pone en riesgo no solo la estabilidad del puente, sino también otras infraestructuras aledañas.
Según el especialista, las intervenciones correctivas solo pueden realizarse durante la temporada de bajante, de mayo a octubre, cuando el río tiene un flujo reducido, recalcó en declaraciones al programa Agroperfiles Radio. Sin embargo, estas medidas suelen ser paliativas y temporales, que dejan al puente vulnerable en las temporadas críticas.
Con más de 50 años de modificaciones, el puente pasó de una longitud inicial de 350 metros a 500 metros debido a los daños por erosión. A pesar de ello, los trabajos anuales de mantenimiento siguen siendo indispensables para proteger los estribos y garantizar la operatividad de esta infraestructura vital.
LOS DESBORDES DEL BERMEJO
El río Bermejo, que atraviesa la región chaqueña desde Salta, se caracteriza por desbordes anuales y una capacidad limitada para manejar los caudales que bajan desde las montañas. Este fenómeno natural afecta directamente a las comunidades de Salta y Chaco, especialmente a partir de febrero y marzo, cuando el río alcanza su máxima capacidad y desborda en áreas como Fortín Belgrano y Sauzalito.
«Las características geológicas del Bermejo agravan esta situación. Los suelos de la llanura chaqueña son altamente erosionables, lo que provoca un constante movimiento del cauce en un rango de hasta tres kilómetros», dijo Rorhmann. Y agregó que, en contraste, el tramo cercano al puente Lavalle presenta una relativa estabilidad debido a la presencia de materiales más duros en el subsuelo, lo que explica la elección de este punto para la construcción del puente.
A pesar de la aparente estabilidad en algunos sectores, el río sigue siendo impredecible. Su constante desplazamiento obliga a las autoridades a realizar estudios anuales y adoptar medidas de mitigación que muchas veces no logran prevenir los desbordes ni proteger a las comunidades afectadas.
SEDIMENTOS: EL GRAN DESAFÍO TÉCNICO
Para Rorhmann, «el Bermejo es uno de los ríos con mayor carga de sedimentos en la cuenca del Plata, transportando un promedio de un kilo de tierra por cada mil litros de agua durante la temporada de estiaje y hasta 20 kilos en épocas de crecida».
Esta característica representa un desafío significativo para las infraestructuras hidráulicas y la potabilización del agua en la región.
«Las plantas de tratamiento, como la ubicada en Castelli, enfrentan dificultades constantes para manejar esta cantidad de sedimentos. Durante la temporada seca, el caudal del río disminuye drásticamente, lo que deja a las tomas de agua fijas lejos del flujo principal. Esto obliga a implementar soluciones móviles o a dragar canales para garantizar el abastecimiento de agua. Sin embargo, el mantenimiento y limpieza de los sedimentos implican costos elevados y problemas técnicos recurrentes, como el desgaste prematuro de las bombas», consideró el ingeniero.
Además, sostuvo que el manejo de los sedimentos genera acumulaciones de tierra que deben ser devueltas al río para evitar montañas de material inservible. «Este proceso es costoso y, en algunos casos, logísticamente inviable, especialmente en instalaciones alejadas del cauce principal», remarcó.
FUENTE: NORTE (Agencia Sáenz Peña)
