Gran repercusión nacional por los falsos operativos antidrogas en el Escuadrón Sáenz Peña

Aunque NORTE expuso el tema en septiembre de 2021, fue en los últimos días que los graves hechos que manchan a la cúpula del escuadrón de Sáenz Peña tuvieron repercusión en la prensa nacional.
A mediados de septiembre del año 2021 NORTE daba a conocer sobre los allanamientos y posterior detención del subjefe del escuadrón 1 de Gendarmería Nacional con asiento en Sáenz Peña, imputado por supuesto armado de causas, asociación ilícita y falsedad ideológica.

La orden fue impartida por el juez federal de Sáenz Peña, Miguel Aranda, quien ordenó además la detención de cinco personas más.
Aunque NORTE expuso el tema en septiembre de 2021, fue en los últimos días que los graves hechos que manchan a la cúpula del escuadrón de Sáenz Peña tuvieron repercusión en la prensa nacional.
A mediados de septiembre del año 2021 NORTE daba a conocer sobre los allanamientos y posterior detención del subjefe del escuadrón 1 de Gendarmería Nacional con asiento en Sáenz Peña, imputado por supuesto armado de causas, asociación ilícita y falsedad ideológica cuando.
La orden fue impartida por el juez federal de Sáenz Peña, Miguel Aranda, quien ordenó además la detención de cinco personas más.
LOS HECHOS
El juez había ordenado la detención del subjefe del escuadrón, después que éste tratara de comunicarse con un testigo, por lo que el fiscal Carlos Amad solicitó la detención y, con la orden del magistrado, se ejecutó la medida, quedando detenido en el escuadrón de Las Palmas‘.

De acuerdo a la información, el gendarme desobedeció una disposición adoptada en la causa, lo cual evidencia su actitud reticente en el marco del presente proceso. Pero lo más relevante, a juicio del Ministerio Público Fiscal, es que el subjefe de la Gendarmería supuestamente desplegó acciones concretas ‘que evidencian un claro riesgo procesal de entorpecimiento de la pesquisa que se encuentra en curso bajo secreto de sumario -reserva judicial-, dispuesta en los términos del artículo 204 del Código Procesal Penal de la Nación.
En la tarde del 8 de septiembre, un día después de los allanamientos tanto al Escuadrón 1 y domicilios particulares, además de las detenciones concretadas en Sáenz Peña demás medidas de prueba concretadas, la investigación determinó que el ahora detenido subjefe del Escuadrón habría hecho un llamado telefónico a un personal de la fuerza, y le solicitó el número de contacto de otros dos gendarmes.
Esa llamada por parte del alto jefe, al estar de la justicia, no habría sido casual, ya que el destinatario fue un sargento primero que intervino en un procedimiento llevado a cabo en julio de este año, en el que se logró el secuestro de 16 kilos de marihuana en la costa del Río Bermejo, en cercanías de Puerto Lavalle.
EL OPERATIVO «ARMADO»
El operativo concretado en cercanías de Puerto Lavalle, está bajo la lupa de la investigación del Ministerio Público Fiscal, ya que se inscribiría como uno de los procedimientos ‘armados‘, disponiendo personal de la Sección Miraflores a los fines de dar ‘una mayor apariencia‘ de legitimidad a la ‘prevención‘ desplegada.
Es decir, este hecho se inscribiría en lo que se denomina ‘droga plantada‘ sin detenidos.
El llamado ‘tampoco es casual, pues es quien se encarga de la Unidad de Personal del Escuadrón‘, se indicó, que este tiene la información de los integrantes de esa dependencia y quien le podía brindar directamente los contactos de las dos personas solicitadas por el subjefe.
Otro de los contactos solicitados por el subjefe alojado en el Escuadrón de Las Palmas fue el de un personal vinculado con la policía científica de Gendarmería.
‘Esto tampoco resulta casual si se tiene en cuenta que se han incautado diversos aparatos de telefonía celular a disposición de los imputados, que contienen información de interés para la pesquisa‘, señala la investigación.
El fiscal Amad le informó al juez Aranda que ‘se advierte que el imputado ha desplegado acciones para incidir sobre la imputación que pesa sobre su persona y por fuera de los canales procesales y de las reglas del presente proceso, lo cual demuestra una clara actitud dirigida a entorpecer el curso de la investigación‘ , por lo que pidió su detención, que fue efectivizada en la mañana del viernes, cuando se presentó para ser indagado junto con otros funcionarios de la fuerza federal en la causa que generó revuelo días atrás.
Todo comenzó…
El sábado 15 de mayo de 2021, gendarmes del Escuadrón 1 de Roque Sáenz Peña (Chaco) secuestraron casi seis kilos de marihuana en una zona de monte, sobre un camino vecinal, a unos 5 kilómetros del cruce de la ruta nacional 95 y la ruta provincial 9, en la localidad de Tres Isletas. La noticia fue difundida por los medios de esta provincia.
Según información oficial, la Sección Núcleo de esa unidad (la que hace patrullajes) había recibido el dato de que la droga entraría desde Formosa vía el río Bermejo.
Tras un alerta de «movimientos de motovehículos» en el área, se inició un operativo y fue así que se llegó hasta la bolsa de arpillera que contenía ocho paquetes de marihuana. No se detuvo a nadie- se aclaró- porque los narcos lograron escapar.
A primera vista se trató de un procedimiento rápido y «prolijo». Pero tenía un (gran) problema de origen: todo era mentira.
En un audio encubierto, registran cómo su jefe está preocupado por una posible foto que lo deja en evidencia en el armado de operativos.
La marihuana había sido plantada en el lugar por uno de los jefes del escuadrón, el segundo comandante Raúl Scheurman (39), quien poco antes la había recibido de un «informante». Como todo era simulado, no hubo a quién detener.
El armado del operativo fue filmado por un gendarme del escuadrón, Kevin Aramayo, que no estaba de acuerdo con los operativos que se fabricaban en la Sección Núcleo. Con su celular registró desde el asiento de atrás del móvil cómo su jefe acondicionaba la droga que iba a dejar en el monte.
Ese gendarme tambien grabó a su jefe cuando, el 9 de junio de 2021, lo llamó a su oficina para advertirle que no declarara en su contra y explicarle que todo lo hacía por el bien del escuadrón, que él no sacaba ningún beneficio.
«Vos sabes qué es jugarse a hacer un procedimiento armado. Eso no se debe hacer, pero ¿quién saca el preventivo? ¿El escuadrón o yo? Es para el escuadrón ¿Por qué? Porque vos le das al escuadrón un procedimiento de marihuana, el jefe está contento, el jefe de agrupación está contento, los de la región están contentos. Entonces mantenés ahí el equilibrio. Cuando no hay nada, se busca hacer algo», le dice Scheurman a Aramayo.
Los registros de Aramayo terminaron siendo centrales en la investigación abierta sobre el escuadrón y respaldaron dos denuncias presentadas por su compañero Federico Leal. Éste primero denunció las irregularidades en una llamada anónima que hizo al Ministerio de Seguridad de la Nación y luego se decidió dar la cara e hizo lo mismo en la comisaría cuarta de Roque Sáenz Peña.
Fue así que la grabación, filmación y testimonio de Aramayo terminaron formando parte de la causa 3679/2021 a cargo del fiscal Carlos Amad (con apoyo de la Procuraduría de Narcocriminalidad) y el juez federal subrogante Miguel Aranda.
En el expediente se reunieron cinco casos casi idénticos de causas armadas para hacer estadísticas, siempre con el mismo modus operandi y siempre con los mismos gendarmes involucrados. En todos los casos, la droga era plantada y se buscaba que el operativo de secuestro estuviera rodeado de gendarmes jóvenes y con poca experiencia.
Hoy en el expediente hay cinco gendarmes procesados con prisión domiciliaria como coautores de los delitos de «asociación ilícita , falsedad ideológica, incumplimiento de los deberes de funcionario público e incumplimiento de la obligación de promover la represión». Entre ellos aparece Raúl Scheurman.
El número tres del escuadrón fue grabado y quedó muy involucrado, pero no ocurrió lo mismo con sus superiores el comandante principal Cristian Marangón y su segundo, el comandante Julio César Perdaza, sobre los que apunta la fiscalía porque no podían desconocer qué pasaba en la unidad e incluso hay testimonios que los involucran.
El fiscal Amad y la Procunar pidieron el procesamiento de Marangón y Perdaza, pero dos veces el juez Aranda (un abogado conjuez que ocupa interinamente el cargo) les dictó «falta de mérito». La primera vez fue el 20 de diciembre de 2021, resolución que la fiscalía apeló y la Cámara dio vuelta el 22 de marzo de 2022: consideró que el juez no había fundamentado bien su decisión.
La cuestión sobre la situación procesal de Marangón y Perdaza volvió al juzgado, pero en apenas unos días, el 6 de abril, el juez volvió a resolver de forma idéntica.
Esta «diferencia de criterios» originó que el pasado 11 de abril la fiscalía no solo apelara nuevamente la «falta de mérito», sino que, además, pidiera el apartamiento del juez.
Se viene un NN
Tras la denuncia original y las pruebas aportadas por el gendarme Aramayo , otros gendarmes se animaron a hablar, a dar detalles y contaron que a los operativos armados se los llamaba internamente «NN» porque nunca se detenía a nadie como autor. «Se viene un NN», «Vamos a un NN» y así….
Tal vez lo más curioso de la causa sea la explicación que el principal involucrado hasta ahora, segundo comandante Raúl Scheurman, les fue dando a sus subordinados tratando de que no lo perjudicaran primero en el sumario administrativo abierto por la denuncia de uno de ellos y luego en la investigación penal iniciada por la Procunar.
Dice Scheurman, sin notar que el gendarme Matías Heredia Gonzáles lo está grabando: «Aramayo contó todo allá. Que él vio lo que yo lleve y todo eso. Lo único que yo espero es que no me haya sacado una foto. Si yo… si me saco una foto yo puedo ir preso».
«No está mal que yo haga el procedimiento, que a mí me digan dónde está escondido eso y yo le mande a la patrulla a que encuentre. Lo que sí está mal es que yo lo lleve en la camioneta y lo ponga yo. Sí, eso sí está mal», reconoce el tercer jefe del escuadrón y le pide a Gonzáles un favor.
«Si vos sabés, si vos sabés que Aramayo sacó una foto, filmó algo, te pido que me lo digas porque yo ahí… Porque ahí, yo, estoy en el horno. Ahora, si es la palabra de él, yo me voy a negar totalmente, si es de palabra. Pero si él tiene una foto o algo, yo estoy en el horno… porque le quería dar un procedimiento al escuadrón, que ni siquiera lo hago yo, negro, porque yo voy, hago, ta, ta, va la gente de Núcleo y hace el procedimiento», agrega.
«En este caso, de lo que pasó ahora, es que yo lo llevé, lo dejé en esa tranquera… Yo agarré, yo tenía eso, me lo entregaron a mí el día sábado, me lo entregaron el día sábado, yo no podía tener eso en mi casa ni en la oficina, ni en ningún lado. Vos sabés que eso está mal… Bueno, lo tengo que sacar de ahí ¿cómo lo saco? Dándole al escuadrón un procedimiento ¿Sabés cuál fue mi error? Llevarlo a Aramayo», agrega Scheurman, que va y viene entre la admisión de culpa y la justificación de sus actos.
La investigación
Hasta el momento, la recolección de pruebas apunta a un armado de operativos para hacer estadística. Sin embargo, en la investigación falta ahondar cómo era exactamente la relación entre los gendarmes y los «informantes» que les proveían de cocaína y marihuana.
«El déficit en la actividad productiva del Escuadrón 1 en los puntos estratégicos de la zona obedece ni más ni menos a que los encartados tenían un pacto de protección hacia las personas a las que su calidad de funcionarios les ordenaba investigar», dice la apelación fiscal que ahora está en Cámara.
El planteo es grave y simple a la vez: uno hace estadística cuando trata de ocultar que no tiene operativos legítimos para mostrar y esto en general ocurre cuando hay protección a las organizaciones delictivas. Tan viejo como el mundo.
FUENTE: NORTE